Desde este espacio editorial tendremos espíritu, principios de Sirirí
Víctor Manuel Castro Castellar. Docente, escritor y compositor.

Por Víctor Manuel Castro Castellar
Docente, escritor y compositor.

El Sirirí es un pajarito que sólo alcanza a medir 22 centímetros y su peso se calcula en unos 40 gramos. Es un ave sobresaliente por su color y comportamiento. Su nombre científico es Tyrannus melancholicus, y, según esta composición latina, se identifica como un ave  belicosa. Es capaz de perseguir aves rapaces como el gavilán cuando ronda su territorio.

En San Juan Nepomuceno y la región de los Montes de María es conocido con el nombre de Tía María. Nadie sabe por qué del argot popular sanjuanero salió este nombre, creería que es por su cabeza color grisáceo, alas parduzcas y su pecho oliva y amarillo, variedad colorida que lo hace parecer a una dama bien elegante. Jamás, es mi humilde parecer, sería por su agresividad y tiranía. Sin embargo, hay tías que defienden a sus sobrinos como Sirirís cuando los ven en medio de un impertinente acoso.

No se tiene noticias de que el Sirirí sea fácilmente domesticable. Se capturan y se enjaulan canarios, mochuelos, azulejos, toches y otros pájaros por su plumaje y canto, pero el Sirirí no es atractivo para los amantes de los pájaros —si es que amar significa encerrarlos en una jaula para que canten y luzcan sus plumajes.

El Sirirí no aguanta el encierro, muere de tristeza, de melancolía, además, necesitan de insectos para alimentarse, cosa que no estaría dispuesto a hacer por mucho tiempo el carcelero de pájaros. Esta ave necesita  de plena libertad para trinar, sobre todo en el despertar de cada amanecer. Este Tyrannus es celoso, rebelde, defiende a capa y espada su territorio, sobre todo cuando está empollando. Su agresividad es tal que se equipara a las personas obstinadas por algo con el comportamiento de este pajarito. “Estas como un Sirirí”, “eres un Sirirí”. En fin, son personas que dan por mucho rato “lata”, cantaleta, hasta que consiguen llamar la atención de quienes las rodean.

Esta columna, sin duda, será fiel al Sirirí. Será celosa defensora de los derechos humanos y un amplio espacio del libre pensar. Respetará y abogará por  la dignidad del ser humano y será incansable promotora de todas las formas de libertad. En donde veamos injusticias, inequidades, abusos, agravios, atentado contra el medio ambiente, la cultural, el folclor, y toda clase de entuertos, tal como afirmaba, el querido y reconocido Don quijote de la Mancha, ahí tendremos el Sirirí haciendo ruido, dando cantaleta para llamar la atención de la ciudadanía, o a las autoridades competentes, o a quien corresponda para que pongan atención a los problemas que se identifiquen. Si se aparece el gavilán, el depredador o  el invasor, estaremos en una decidida persecución para alejarlo de los intereses generales de las comunidades más vulnerables.

No  se escapará del Sirirí el corrupto, el politiquero, el embaucador, el embustero, el tramoyero, el tirano, el abusador. La invasión al territorio de los sagrados derechos de los hombres a ser libres y dispuestos a vivir una vida digna, será motivo suficiente para emprender una larga batalla contra sus directos patrocinadores. Seremos siempre Sirirí, así nos sometan en jaulas de mordaza, ahí la rebeldía será más beligerante. Siempre tendremos espíritu principios de Sirirí

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