Por: Benito Acosta Vergara Ex alcalde de San Juan Nepomuceno
En el municipio de San Juan Nepomuceno, Bolívar, existen áreas conservadas de bosque seco tropical, desde que éste fue habitado; por consenso de los pobladores se dejaron zonas de conservación, que han permitido que la biodiversidad de la región no desapareciera con las presiones ejercidas por los asentamientos humanos.
A partir de la iniciativa de nuestros pobladores de reservar una zona para la conservación del bosque, se dieron las bases para que pudiese declararse al área parque natural, que posteriormente hiciera parte de la Red Nacional de Parques.
De los territorios conservados en la zona de la costa norte del país, el Santuario de Fauna y Flora Los Colorados, posee una gran variedad de flora y fauna características del bosque seco tropical, lo cual permite determinar el gran valor que para la conservación representa esta área, la cual debe ser protegida y conservada, sobre todo conociendo la escasez que este tipo de bosques representa para el país, así como el patrimonio que para el municipio de San Juan Nepomuceno significa el santuario.
En mi administración cuando visitamos a las comunidades, me di cuenta que el barrio Cerrito II albergaba un asentamiento humano, en donde sus pobladores vivían en condiciones precarias, causado entre otras cosas, por la ubicación de estos dentro del santuario.
Además que a las compensaciones derivadas de los permisos que la autoridad nacional de licencias ambientales, ANLA, otorgaba a las empresas que impactaban zonas de conservación, no podían ser invertidas en la reubicación de asentamientos humanos que estaban dentro del territorio del parque.
A partir de ahí comenzamos una lucha para lograr que la empresa Interconexión Eléctrica S.A. ISA invirtiera en la reubicación de un barrio llamado Cerrito ll.
El municipio en su momento formuló el proyecto de reubicación, suministrando un lote, en donde las 33 familias identificadas del barrio Cerrito II fueran reubicadas, sus pobladores pudieran tener una mejor calidad de vida, que el territorio que éstos desocupaban fuese devuelto al área del parque y que además la influencia negativa que este asentamiento ejercía sobre el territorio del bosque ya no se siguiera presentando.
Se adelantó todo un trabajo social con la comunidad, en coordinación con Parques Nacionales, el equipo de la empresa ISA y técnicos del municipio, en aras de lograr una iniciativa viable que pudiese beneficiar tanto al parque como a la comunidad que sería reubicada, teniendo en cuenta que la salida de estas personas que habitaban el barrio no sólo devolvía el área del asentamiento, sino que también liberaba más de 50 hectáreas que eran penetradas diariamente por estos pobladores y que destruían parte del patrimonio representado en la biodiversidad del lugar.
Tuve la oportunidad de exponer el proyecto ante Parques Nacionales, la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, y en foros que permitieron que la idea no sólo se hiciese viable para el proyecto Cerrito ll, sino que también pudiese ser replicado en otros parques nacionales en donde se presentaban problemas similares.
Hoy celebro la noticia que da cuenta que Parques Nacionales firmó acuerdos de saneamiento con 33 familias de la zona con el fin no solo de restaurar zonas intervenidas en esta área protegida, sino de frenar la deforestación. El objetivo es restaurar 57 hectáreas del Santuario.
Se trata de la firma de acuerdos de saneamiento predial establecidos entre Parques Nacionales Naturales de Colombia y representantes del asentamiento Cerrito II.
Esto quiere decir que el programa Cerrito ll, del municipio de San Juan Nepomuceno, es un proyecto pionero, que va a permitir que en otras zonas del país, acojan la posibilidad de reubicar asentamientos humanos con recursos de compensación. Le doy gracias a Dios por permitirme hacer parte de esa solución.
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