La carrera por la Contraloría de Bolívar llegó a su punto más delicado tras conocerse los mejores puntajes de la prueba de conocimiento. En ese grupo se ubican aspirantes con perfiles sólidos y opciones reales de llegar a la votación en plenaria. Entre ellos aparece Waldy Elías Seluan Martelo, actual directivo de la Secretaría de Educación Distrital de Cartagena y con experiencia en la Contraloría Distrital, quien superó con holgura los filtros técnicos.
Sin embargo, su nombre encendió las alarmas: al haber ocupado un cargo en la rama ejecutiva del orden distrital dentro del último año, estaría inhabilitado para ser elegido contralor departamental. La advertencia, planteada en la Duma, es simple y contundente: la meritocracia no corrige una inhabilidad.
Si un candidato impedido avanza a la terna y resulta elegido, el acto quedaría viciado, arrastrando a la Asamblea a una nulidad, a eventuales investigaciones y a la posibilidad de que la corporación termine inducida en error por información incompleta o equívoca. En una coyuntura de alta sensibilidad política, el mensaje operativo es inequívoco: antes de conformar la terna, la verificación reforzada de inhabilidades debe ser exhaustiva, con certificaciones laborales actualizadas y cruces formales con las entidades donde han servido los aspirantes. Elegir bien no es solo votar por el mayor puntaje; es garantizar que quien obtenga la mayoría esté plenamente habilitado.
El precedente
Para dimensionar la gravedad, basta recordar el caso de Héctor Rodolfo Consuegra Salinas, elegido contralor distrital en Cartagena y hoy condenado a seis años de prisión por fraude procesal, al quedar probado que indujo en error al órgano elector sobre su situación.
Ese precedente muestra el costo institucional, jurídico y reputacional de ignorar alertas de inhabilidad: el proceso se contamina, la elección se cae y la corporación pierde legitimidad. En Bolívar, repetir ese guion sería un error evitable.
Mientras el proceso sigue bajo la lupa, crece la tensión por la permanencia de aspirantes con puntajes altos pero con aparentes impedimentos. Si Waldy Elías Seluan Martelo integra la terna y resulta elegido sin que se supere la barrera temporal de su desempeño reciente en la administración distrital, la elección nacería con un vicio insalvable.
La ruta responsable es clara: excluir a quien no cumpla los requisitos de habilitación, blindar la decisión con soporte documental y recordar que un contralor elegido en regla protege a la Asamblea tanto como al control fiscal que está llamada a fortalecer.

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