Por Moraima Salom Villalba
El pasado 13 de agosto de 2020 se inauguraron tres nuevas emisoras radiales como un avance de los Acuerdos de Paz, firmados en La Habana (Cuba), hace cuatro años, para acabar con el conflicto interno armado en el país.
El propósito de los Sistemas de Medios Públicos RTVC es conectar a Colombia con la cultura y las historias de Paz desde aquellas comunidades con características especiales, golpeadas por la violencia, que han sufrido daños materiales y en su vida espiritual.
La transmisión de información y programas diversos tendrá un sentido pedagógico y se hace necesario entrecruzar los diferentes ángulos de las historias, testimonios, experiencias y conocimientos (especialmente sobre los Derechos Humanos), para devolver la confianza y la solidaridad a las relaciones entre grupos sociales.
Contar historias convincentes del pasado desde la tradición oral que tengan un sentido para que se entiendan y de esta manera reconstruir la realidad del conflicto. Kenneth Burke, expresó que la narrativa puede ayudar a afrontar las experiencias trágicas, y comprender aquello que es poco grato.
San Jacinto (Bolívar), corazón de los Montes de María. Convención (Norte de Santander), un pueblo incrustado en las montañas del Catatumbo y Fonseca (La Guajira), comunidad amerindia de la Península, son las regiones donde funcionarán estos espacios de reconciliación y de integración como escenarios del postconflicto.
Las tres emisoras de Paz hacen parte de las 20 que se abrirán con el objetivo de reconstruir el tejido social. De hecho, el Festival Rock Catatumbo, comenzó el 27 de agosto. Un trabajo colectivo que vienen realizando los jóvenes, como su propio relato en torno a sus experiencias y su incidencia en la Paz de la región.
Se trata de recuperar y dotar de flexibilidad el tejido social, debilitado, por el conflicto, es decir, las fibras que activan a la sociedad y el trato entre las personas, desde la organización de la memoria colectiva de las comunidades, en el modo en que cada una de ellas vivió y perdió el equilibrio cotidiano por causa de la violencia. Historias que están estrechamente relacionadas, con similares características, formando filamentos que transmiten señales de energía y de vigor para continuar con la vida de sosiego y calma que se había interrumpido.
La recuperación del tejido social es un proceso complejo y de grandes dimensiones. Quizás muchos de los sobrevivientes de este conflicto interno armado colombiano, sin saberlo, sintieron lo que Primo Levi en el campo de exterminio: “(…) el interés, que nunca flaqueó, por el ánimo humano y la voluntad no sólo de sobrevivir (común a todos), sino de sobrevivir con el fin preciso de relatar las cosas a las que habíamos asistido y que habíamos soportado” (1958).
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