Texto: Por Moraima Salom Villalba
Fotos: Archivo/ Diario El Tiempo, Pulzo.com/ El Páis
Con dirección al rio Magdalena, el verano de la región tropical, con pastizales naturales donde apacentar el ganado y los cultivos de arroz y maíz, la luz del sol descubre un paisaje abierto y ondulante, allí se encuentra Talaigua, municipio del departamento de Bolívar, lugar donde creció la cantadora Totó rodeada por el amor de sus padres y bailando la Danza del indio. Virgilio Basanta, su padre, tocaba el clarinete y era zapatero. Libia, su mamá, le gustaba cantar, bailar y componer versos.
Radio Nacional de Colombia, transmitió “Las 50 canciones de Totó La Momposina”, en demostración de admiración y respeto por sus 80 años de vida y 60 de trayectoria artística, programa especial de seis horas de duración. Richard Blair, Iván Benavides, Martina Camargo, Humberto Moreno y su hijo, Marco Vinicio Oyaga participaron en este homenaje.
La múltiple y variada selección, aleatoria, de canciones se puede organizar en grupos. Las de influencia africana son predominantes, más de 10 conforman este tipo. Compuestas de canciones alterables de una forma a otra a consecuencia de contactos con otra cultura, como “Pacantó”, canción tradicional de Palenque, que significa “para el cantor”; o generadas por la agregación de palabras derivadas como “Tembandunga”, canción que posee a su vez una forma especial de vocablos y frases con deformaciones: Changó; malengue – lengue y kalambó; chacumba – chacumbé; verejú – cumbé; sorongó – surumba; mandinga; ñam – ñam – ñam – ñam – gué; tembandunga.
La mayoría de dichas palabras, tal vez proceden de estas otras: Malinké, Sarakolé, Bambara, Soninké, nombres de pueblos de África pertenecientes a un grupo denominado Mandinga. Y también a otro conjunto de pueblos de Guinea Ecuatorial como: Mekambó, Yengué, Kimgelé, Mimongo, Mayumba, Alembé, entre otros.
El ritmo africano
No sabemos quién fue la primera persona que intentó proyectar un ritmo africano sobre un ritmo colombiano (amerindio) para dar como resultado la cumbia, que tiene origen en el “cumbé” de Guinea Ecuatorial. Desde la llegada del hombre africano, como esclavo, a los puertos del Caribe ha intentado representar su entorno, utilizando la música que tenía a su alcance. Los tambores utilizados en las sabanas de Bolívar son de origen Bantú (África Ecuatorial), así lo afirmó Totó.
Estas informaciones sirven de base para la imagen del africano en el territorio y conjuntamente para producir nuevas canciones como “Chambacú”, “Kirimbumba” (un mapalé), “Curura”, “Tambolero”, “La sombra negra”, “Negrito”. Como si se tratara de una red de coordenadas, con el máximo detalle.
Bajo la capa de canciones que forma la influencia africana, siguen las demás con temas como lo amerindio, la comida, los animales, lo femenino y la alegría, en una línea transversal. Las causas de este fenómeno se encuentran en que, es el tambor el que convoca (su alcance auditivo se extiende a más de 15 kilómetros) – como lo ha expresado Totó – también las etnias que llegaron de otros lugares (África, Europa, Oriente, América). Pero el punto de referencia cultural es África. Desde los orígenes de la historia el territorio africano fue lugar para el pastoreo y la práctica de los ritos agrícolas.
Canciones primitivas
Por otro lado, las canciones primitivas amerindias (de gran monotonía), como el fruto primero de la tierra, con el tiempo evolucionaron en sus escalas, cromatismos y ritmo a través de un proceso de ‘mestización’.
El tema amerindio, cuyas caprichosas formas: “Indios farotas”, “Son de farotas”, se deben a los primitivos canales de la monotonía sirven de enlace con la tercera canción “Mañanitas de diciembre” compuesta por el lento sonido del pito de millo, permite el crecimiento de la tristeza.
El tipo concerniente a la comida, originadas por las mezclas de elementos vitales como el agua y alimentos de base como el arroz, la malanga, la yuca, la verdolaga generan canciones sencillas que se identifican con esos mismos nombres.
Por ejemplo, “Malanga”, canción palenquera con influencia cubana que habla de la yuca, palabra de origen Taíno, un pueblo amerindio de Las Antillas, extinguido. “La verdolaga”, es una hierba de hojas carnosas comestible, y la letra dice “como se riega por el suelo”, en efecto la planta crece fácilmente por el suelo cálido, muy abundante y el color de sus flores varia de amarillo a rojo.
“A pila el arroz”, es un canto de trabajo que consiste en quitarle la cascara al arroz, una actividad desarrollada durante mucho tiempo convertida en una tradición. “Agua” y “Aguacero de mayo” es la llegada de la lluvia en ese mes del año, en que se celebran a la vez, diversos festejos.
La sensibilidad y la alegoría de los animales en el gallo que canta por la mañana; la hormiga que descompone la materia en sustancias para las plantas; las palomas sociables y mensajeras de la Paz, son cualidades que por semejanza están representadas en canciones como “El gallo tuerto”, “La hormiga tras tras” y “Las cuatro palomas”.
La mujer en las canciones de “Totó”
Lo femenino, contiene el tema de la reivindicación del papel de la mujer en el cuidado de la familia, mujeres que tienen el mando de la tribu, fieles a sus antepasados. Allí están “Dolores” con su piano, “Rosa” la chambaculera, “Carmelina”, “Margarita”.
Con el ánimo de achisparse para celebrar acontecimientos y fiestas especiales, la navidad o la pascua, y la alegría de vivir están las canciones “Los sabores del porro”, “Fiesta vieja” y “La candela viva”.
El carácter satírico y crítico de la canción también está representado en dos piezas. La primera “A dónde me meto yo”, una pregunta que tiene una respuesta burlesca: “Aquí, aquí, aquí en la pollera de la vieja Inés”. Y en la segunda un hombre analiza “que de viento y aire no vive la humanidad” por eso sale a pescar para saciar el hambre.
Sobre la pieza “Tanguita” se encuentra el canto materno que arrulla, cuyas finísimas notas a capella proceden de la inspiración de Totó cuando se la cantaba a sus nietos. Canción recientemente grabada en Londres.
Música de identidad
El mensaje de esta “música de identidad” como la ha llamado Totó, está unido a un ecosistema de flora y fauna, salpicado con los colores alegres de las frutas, las flores y los pájaros; la voz del viento y la voz de su conciencia. Podemos comprobar ciertas formas de vida en una y otra canción. Sin embargo, unas con otras encajan perfectamente, hasta formar una unidad. Comunicar esta relación directa de la vida con la naturaleza a través de las canciones concentra la tradición, y es un vasto potencial.
Blair, productor musical, que llegó a Colombia en 1992 y sigue viviendo en el país, considera a Totó, pionera de la cumbia en los años 70 y 80 cuando dominaba la salsa y el vallenato. Y la primera en presentar su música por los Estados Unidos y Europa antes que Shakira, Carlos Vives y Juanes. Coincide con Blair, el compositor colombiano, Benavides en el sentido en que, el boom que ha tenido la música colombiana en el mundo se le debe a Totó. Sin ella eso no hubiera sido posible.
Herencia musical
Vinicio Oyaga (músico), manifestó que, Totó no suele estar grabando discos porque su filosofía no va encaminada hacia la comercialización, sino en función de la conservación de la música tradicional para guardar un registro en la memoria. Además, las casas disqueras pensando en sus intereses querían incluir instrumentos a las grabaciones, Totó no aceptó y por esas razones no grabó con frecuencia en Colombia.
Entre 1973 y 1974 se hicieron unas primeras pruebas en el patio de Delia Zapata Olivella, pero no se grabó nada, pues Totó perteneció al grupo de danza de Delia. En 1982 se hace la primera grabación en Francia y se tituló “Totó La Momposina. Colombie”. Álbum que en el país se conoció con el nombre de “La Cantadora”. Diez años después grabó “Candela Viva”, con este álbum logra el reconocimiento en Europa. Su primer concierto fue en Inglaterra en 1984. Y en 1985 estuvo en América Latina.
Luego vino “Carmelina” (1995), grabación que se produjo en Colombia y cuya canción del mismo nombre fue nominada al Grammy Latino, “hecho que no se supo en Colombia”, afirmó Vinicio Oyaga. Para Humberto Moreno del sello MTM, fue una ilusión encontrar a Totó en la década de los noventas para el lanzamiento de “Candela Viva”, que se lanzó en medio de la indiferencia de la radio de esa época, porque no tenía los sonidos que en ese momento se escuchaban. Y es que Totó ha tenido que sortear la incomprensión de sus compatriotas que no entendían que la Patria no son solo las instituciones y la gloria de las batallas, la verdadera Patria pide la tradición de la historia, la literatura y las armonías sobrenaturales de la música. Un trabajo que no es de una sola persona, sino de todo un país, incluso de los gobiernos.
Como dato curioso, en 1995, también se lanzó “La tierra del olvido” de Carlos Vives y “El Dorado” de Aterciopelados. Totó y Vives tienen un centro de formación común: Los sonidos del Caribe colombiano. Pero, los tres discos mantienen un equilibrio delicado.
La Patria se siente y se ama en la poderosa onda sonora de “La piragua”, “La hamaca grande”, “Prende la vela”, “Rosa”, “El porro magangueleño” que es el favorito de Clerk y en muchas canciones más.
Música para el pueblo
Aferrándose a su rol de cantadora, Totó sabe que hay que tener un corazón enorme, tan grande como para transmitir el sentimiento de un pueblo. De la misma manera, sus investigaciones sobre los instrumentos, la música original (aborigen) y su proceso de formación y configuración vivifican el calor colectivo de la gente y reduce su pérdida. Los diferentes instrumentos que la acompañan delatan como era la música primitiva que fluye libre y pausadamente, después de recorrer mucho camino.
“Pacantó” (1999), es una producción propia acompañada por el Sexteto Palenquero. Totó expresó que, el sexteto es un instrumento parecido al tiple, encontrado en las zonas de Barranco de Loba, Banco (Magdalena), Moñito y Puerto Escondido, procedente de Cuba (Las Antillas), traído por los esclavos negros que llegaron a Sincerin (Bolívar), que también utilizaban trompeta. En ese momento la música era para bailar en recinto cerrado, no se hacía como baile cantado, sino con sexteto,
Finalmente, otros dos discos “La Bodega” (2008) y “El Asunto”. Y se han hecho recopilaciones que no quedaron en acetatos, con los temas más conocidos como “Tambolero”. Así mismo, el sello MTM realizó tres compilaciones, reagrupando todo el material en títulos como “Banda y Sexteto”, “Gaitas y Tambores”, “Tambores y Cantos”.
Martina Camargo, también cantadora, cree que, Totó es otra puerta que se abre, cruzando las fronteras, a los sonidos del Caribe colombiano, tal como lo hicieron en su momento los hermanos Zapata Olivella y los Gaiteros de San Jacinto (Bolívar); la niña Emilia Herrera y Petrona Martínez.
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